martes, 12 de noviembre de 2019

EL TIEMPO DE TI.


Me he tomado un momento para darme cuenta que ya ha pasado más de un año desde que creé mi blog. Para darme cuenta que “constancia” es lo que menos he demostrado durante estos últimos meses. Si bien es cierto, no me siento obligado a escribir nada si no me siento dispuesto a hacerlo. Esto no es un trabajo para mí (al menos de momento), es un simple pasatiempo. Pero también tengo muy presente que escribir un libro es una de mis metas que me he trazado a largo plazo, y que mi inconsistencia e indisposición me significará un terrible obstáculo. Es por eso que me puse a pensar que el tiempo pasa y no regresa, que a lo mejor no le doy el mejor provecho y es por ello que de mí surgió la siguiente reflexión. Algo un tanto distinto a los demás blogs, pero espero lo disfrutes.

Imagínate esto: Si el tiempo fuera una persona, sería alguien cuanto menos interesante, ¿no? Una persona enteramente impredecible en su actuar e incomprensible en cuanto a la firmeza con la que toma decisiones. Unas veces amado, otras veces odiado. Unas veces le exiges que camine más rápido, mientras que en otras ocasiones le intentas tomar de la mano para frenarle, rogándole eternidad. El más deseado sin lugar a dudas. Sumamente relativo. Sería la persona más perfecta según la mayoría, pero a la vez el más repudiado por su incapacidad de perdonar. “Tic, tac… tic, tac…”, todos quisiéramos tener un vehículo como el del señor tiempo, pues este nunca se detiene, nunca falla. Es un señor que sale todas las noches a jugar cartas con el destino, mientras se cuentan lo que hicieron en su día. 

El tiempo es esa persona que está siempre contigo. Y no te confundas, él no es tu amigo; tú morirás algún día y el tiempo seguirá caminando como si nada hubiera pasado. Es más, tú le perteneces al tiempo y no el tiempo a ti. Tú eres su juguete, y llegará el momento en el que le aburrirás, perderá el interés en ti y simplemente decidirá soltarte. Pero no malinterpretes lo anterior, el tiempo es un buen tipo. Quizás sea un poco estricto, lo cual solemos confundir con crueldad, pero tarde o temprano nos damos cuenta de lo justo que es.

El tiempo se sienta en una esquina y te observa sigilosamente. Comprende tus decisiones, pone en duda tus acciones y escucha las palabras que pronuncias. Muchas veces te dice al oído: “Amig@, por supuesto que me quedaré contigo mientras pierdes el t…, mientras me pierdes, pero, ¿no tienes una tarea por hacer? ¿no tienes tantos temas que estudiar? ¿no tienes un cuerpo que moldear? ¿no tienes familia o amigos con los que me debas compartir? ¿no deberías declarártele a esa persona?”.

Es esa persona a la cual le prestas demasiada atención cinco minutos antes de salir de la escuela o el trabajo. Esa persona que se burla cuando le pides "tiempo" a tu novi@, o que creas que una relación se define por la cantidad de tiempo transcurrido con esa persona. Es esa persona que pasa increíblemente lento, aparentando detenerse, cuando estás con tu pareja, cuando la besas, cuando la abrazas. Es esa persona a la que te aferras al recién despertarte, a la que le dices: “sólo serán cinco minutos más”. Es esa persona que hace de todo con tal de que llegues a tu casa minutos antes de que llueva terriblemente. Es esa persona a la que te haces de oídos sordos cada que te regaña por tu insistente e innecesaria impuntualidad a tus citas. Es esa persona a la que le echas la culpa cuando dices “ha pasado tanto tiempo” desde que viste o hablaste con “x” persona, desde que te peleaste con tu mejor amigo o amiga sin lograr hacer las paces, desde que visitaste a tus padres, desde que te reuniste por última vez con tus amigos… cuando realmente el tiempo no es el culpable. Es esa persona a la que le imploras desmesuradamente cada que ves a tus padres, a tus abuelos o a cualquier ser querido que se encuentra atravesando por un mal rato, para que no las suelte jamás.

Porque sí, es un hecho que la gente no se vuelve más joven. El señor tiempo no tiene las suficientes manos para sujetarnos a todos a la vez, debe ir soltando a unas personas para empezar a tomar a otras que apenas van iniciando. Es ahí cuando soltamos frases al estilo “el tiempo no perdona” o “el tiempo perdido hasta los santos lo lloran”, pero, ¿realmente es el tiempo el culpable?

El señor tiempo nos dejará algún día. Eso es algo inevitable, así como evidente, nos damos cuenta de ello desde el día en que notamos que nuestros padres están envejeciendo. El señor tiempo únicamente nos verá de brazos cruzados y se mantendrá en silencio mientras nos deja decidir qué uso le daremos. Él suspira, para bien o para mal, cuando lo aprovechamos o cuando lo malgastamos. Él no nos lo dirá, pero lo que más desea es que lo aprovechemos pasando tiempo de calidad con tu padre, tu madre, tus hermanos, tus amigos, tu pareja. Él quiere que le recuerdes más frecuentemente a tus padres cuánto los quieres. Él quiere que dejes de lado tu teléfono celular mientras estás con tu familia. Él quiere que aproveches a todos y a cada uno de los seres que te quieren (porque sí, las mascotas también son propiedad del tiempo). Él quiere que dejes tus excusas de un lado y hagas realidad ese cambio que tanto anhelas, pero que al mismo tiempo no te animas a dar. Él quiere que expreses tus sentimientos por esa persona, que hagas las paces con alguien con quien te hayas peleado, que perdones a tus enemigos. Él no quiere que lo pierdas en personas o en cosas que no valen la pena, ni que sigas esperando cosas que definitivamente no sucederán, recuerda que lo único que cae del cielo es la lluvia. Él sanará tus heridas cuando lo necesites y dirá si algo o alguien es para ti. Él no quiere que tu pasado te atormente, ni que pensar en tu futuro te vuelva una persona ansiosa; él quiere que vivas  el presente en paz con él. Él quiere y espera muchas cosas de ti, que nazcan de ti. Intenta llevar una buena relación con el señor tiempo. Vive cada día como si no hubiese un mañana, porque mañana puede ser muy tarde. Porque cada día es un regalo y no un derecho dado. Cada segundo cuenta porque no hay un segundo intento. Recuerda que las manos del tiempo, jamás están de tu lado.

(Y sí, las últimas cuatro oraciones las tomé de la canción titulada “If today was your last day” del grupo Nickelback. La recomiendo escuchar).        





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