viernes, 27 de septiembre de 2019

El problema de la religión


Oh, polémica... 
Hablar de religión hoy en día es algo que se debe tratar con pinzas para no echarte de enemigos a varias personas. La palabra “religión” debería ser más innombrable que el mismísimo Voldemort. Lo cierto es que el título correcto tendría que ser “Los problemas de la religión”. A diferencia de los blogs anteriores, y seguramente posteriores, lo siguiente no es más que una opinión enteramente personal y no una historia inventada. Para ello optaré por escribir sin escrúpulos ni tabúes de por medio, quizá con chistecillos pero sin recurrir a la burla. Soy el primero en saber que escribir sobre religión no es precisamente la mejor idea, ya que siendo un tema que por su propia naturaleza es muy controversial, la repercusión más “normal” sería originar debates sin salida, o en el peor de los casos, discusiones. Por lo tanto, antes de empezar quisiera dejar en claro que en ningún momento mi intención es faltar el respeto ni ofender a nadie, únicamente dar mi opinión sobre ciertos temas sin ningún tipo de censura en los que evidentemente se ve inmiscuida la religión.

Los siguientes tres temas son problemas que, a mi parecer, no deberían existir y que existen absurdamente debido a motivos religiosos. Y, ojo, motivos religiosos no quiere decir que sea a causa de la religión propiamente dicha, sino de sus practicantes. Por ejemplo, es como decir que la mayoría de las leyes en Guatemala no son malas, porque ciertamente no lo son, el problema es que no se cumplen. Porque la religión no es mala, su concepto no es malo, lo malo es cuando se practica e imparte de una manera en que influye directa y negativamente en la vida de las personas. Para lo siguiente me basaré únicamente en fundamentos lógicos y objetivos, y no en bíblicos. Voy a obviar ciertos puntos, pues lo cierto es que es un tema delicado, y únicamente hablar de los temas que, a mi punto de vista, son los más notorios en la actualidad. 

Tu religión y las demás religiones.
Siempre he creído que religión es sinónimo de división, y ello se ha visto claramente con el pasar de los años. Casi pudiéndola categorizar en clanes en los que el vínculo en común son las creencias e ideales que cada religión practica. Viéndolo desde el exterior, siempre ha sido una especie de mini guerras: católicos vs. evangélicos, evangélicos vs. mormones, etc. Recuerdo perfectamente cómo en mi bachillerato la mayoría de compañeros (cristianos) le tiraban mierda a los pocos católicos del salón. Quiero pensar que se trataba de un caso aislado, pero estoy casi seguro de que es algo sumamente recurrente; personas de cierta religión hablando mal de otra religión y viceversa. Esta “guerra” se ha ido intensificando paulatinamente en las redes sociales en donde los usuarios son cada vez más hostiles y tumultuarios con respecto a esos temas. Lo ridículo del asunto, es que tanto la religión cristiana como la católica (insisto y hago énfasis con estas dos pues son las dos más practicadas en Guatemala) llevan a un mismo Dios. Y sí, quizás el catolicismo tenga convicciones y/o prácticas que el cristianismo no comparte, y a la inversa, pero pese a ser caminos distintos el destino siempre será el mismo, haciendo de dicha batalla de religiones un completo show sin sentido.

Lo anteriormente mencionado es uno de los problemas actuales y seguramente el más ligero, ya que es bien sabido que a lo largo de la historia la religión ha tenido un auge brutal y un poder tan inmenso para poder mover a las masas. Quien no creía en “x” religión era obligado por las malas, o quien creyese en “x” religión era degollado o quemado. Situaciones que aún en los años recientes suceden en países africanos. Básicamente era un: O estás con nosotros, o estás contra nosotros.

Pero el problema principal es que existen alrededor de 4,200 religiones en el mundo y cientos de dioses, y cada fiel creyente a su religión piensa que le es devoto al verdadero dios o a los verdaderos dioses. Que su creencia es la indicada, la perfecta, que solo los de su religión serán recompensados, bendecidos o salvados, que ellos están bien y los demás no porque su dios o sus dioses no existen o son considerados paganos (a veces resultando en un complejo de superioridad). Todo ello se vuelve a la vez en un concurso de popularidad entre religiones, en donde aquella que tiene más seguidores seguramente es la indicada. Pero, alguna vez te has preguntado, ¿cuál de todas es la religión correcta? ¿y qué tal que el budismo o el hinduismo fuese la correcta? Lo único innegable de que exista un sinfín de religiones es que propulsa innecesariamente una disonancia cognitiva.

La religión y la sexualidad.
Un tema que, a mi parecer, no deben ir de la mano de ninguna manera. El sexo es un comportamiento y una práctica natural en el ser humano. El hecho de que una persona disfrute sanamente de su sexualidad no debería ser mal visto ante los ojos de ningún religioso. Cada persona puede decidir por sí mismo qué va hacer y qué no hará con su cuerpo, pero ello no debe verse influenciado por la iglesia. Está mal que una religión le impida a una persona el poder experimentar sexualmente hablando, pues al final, es a través del sexo que la vida continúa y continuará.

Respeto a las personas que por decisión propia han querido mantenerse en abstinencia hasta el matrimonio, pero no lo comparto. Y te lo explico de la siguiente manera: imagina que naciste hoy, y como estricta imposición debes elegir una comida con la cual te alimentarás el resto de tu vida, ¿qué pasa si no te gusta? ¿qué pasa si te aburres? ¿qué pasa si no tienes la alternativa para poder probar otro tipo de comida? Porque al final el sexo es así, también se trata de gustos y complacencias. En mi opinión, es un elemento muy importante dentro de las relaciones de pareja y que no es necesario inhibirlo o intentar censurarlo (incluso por el simple hecho de hablar de ello se cree que se está haciendo mal). Los novios, si están de acuerdo, tienen derecho a practicarlo. Las personas, aún sin ser novios y sin compromisos, si están de acuerdo, tienen derecho a practicarlo.

Si eres homosexual, bisexual, o sea cual sea tu orientación sexual, pero debes reprimirlo u ocultarlo ante tu familia o ante la sociedad debido a motivos religiosos, entonces ¿cuál es el punto de seguir en dicha religión si a la larga te hace daño… si a la larga se convierte en una relación tóxica entre tú y tu religión? Por eso vuelvo y repito, el sexo y la religión no deberían mezclarse definitivamente. Porque pasa que los religiosos heterosexuales son los que ven de mala manera la diversidad sexual, como una enfermedad o comportamiento anormal que debe “tratarse”. Imagínate ser una persona homosexual carente de aceptación social, y encima carente de aceptación religiosa...      

La religión y las relaciones interpersonales.
Suele y es muy común que una persona religiosa decida no juntarse con otra persona que beba o que ande en fiestas. Y está bien, uno vela siempre por lo que considera es mejor en su vida y dejando de lado todo aquello ‘que no lo edifica’. ¿Pero cuántas veces nos hemos negado la oportunidad de conocer a alguien únicamente por no compartir una misma religión? No hablo por mí, pero sí ha sido algo que he visto y muy de cerca. Por ejemplo, una chica evangélica; lo ideal sería que su pareja fuese un chico evangélico, pero ¿qué pasa si le gusta un chico católico o de cualquier otra religión? ¿es demasiado imperativo el tener que ignorar lo que su corazón siente por lo que su religión le dicta? He visto relaciones terminarse, incluso me ha pasado, por motivos religiosos. Y muchas veces no es porque así lo quieran las personas, sino porque según su religión ‘es lo correcto’ o porque se ven muy influenciadas por su familia, o por la prédica dada por el pastor o sacerdote (que al final esas son sus virtudes; una labia increíble que conlleva al convencimiento, que en veces nos aleja de lo que queremos o de lo que nos hace felices).    

Y lo anterior está íntimamente ligado a la religión radical o el fanatismo. A las personas cuya devoción es tan ferviente y desenfrenada que, debido a sus bien fundados principios, son muy estrictos consigo mismos y con los demás. Y no quiero que se malinterprete, no es que dichos principios estén mal, sino que ello crea un distanciamiento social, una autoconvicción rigurosa. No comparto el hecho de que una religión pueda controlarte en tu actuar, hablar o pensar de una manera tan correcta que se vuelva negativa, que te prohíba escuchar y cantar la canción que quieras, bailar al ritmo de la música que quieras, vestirte con la ropa que te gusta, andar con el chico o chica que te gusta, hacerte el tatuaje que siempre has querido, tener los amigos con los que te sientas a gusto, besar y hacer el amor cuando realmente ames o te sientas preparado o preparada, decir alguna grosería cuando la situación lo amerite sin sentirte culpable… porque, carajo, venimos a ser felices, no a ser perfectos.

Y no pretendo cambiar mentalidades, no pretendo poner en duda ninguna religión, mi intención no es hacer ver mal a las religiones. Si bien es cierto que gracias a las religiones es que salen personas muy correctas, muy bien formadas, diligentes, personas llenas de valores y virtudes las cuales ponen en práctica en su diario actuar. Personas que reflejan todo lo que han aprendido haciendo el bien, siempre el bien, y que no se dejan corromper. Porque sí, hasta la religión ha sido consumida en corrupción hoy en día, en doblemoralismo, pero eso es otro tema. Lo que pretendo es hacer un recordatorio de lo que verdaderamente son las religiones, lo que verdaderamente buscan; el medio perfecto para entablar una relación con Dios. Porque religión no es lo mismo que Dios. Porque pueden haber personas no religiosas pero sí creyentes en Dios. Y quizá todo lo anteriormente expuesto no se debe a causa de las religiones como tal, sino más bien de las personas religiosas que han creado innecesariamente todos esos conflictos, siendo menester hacer mención de toda la negatividad que ello ha generado y del daño que provoca dentro de las personas y dentro de la sociedad. Queda muy en claro entonces que el problema de la religión son las mismas personas.

¿Qué es lo que se debe escribir tras haber finalizado de hablar, y no precisamente a favor de la religión? ¿Amén? ¿Abierto a cualquier debate? ¿Arena ven a mí?




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