Escepticismo es la palabra que me define a la perfección. Como anillo al dedo. Nunca doy una afirmación por verdadera y absoluta sin haber indagado e investigado por mi cuenta de manera autodidacta. Aplica para todo aspecto de mi vida. No formo parte de ese rebaño que sigue a ciegas a toda influencia popular mediática dirigida hacia una unidad de criterio, y que defienden a muerte a pesar de no estar enterados a cabalidad de todo lo que ello conlleva. Para poder emitir una opinión válida sobre cualquier tema considero que una de las mejores maneras de construir dicha opinión es ir recolectando información desde distintas fuentes (confiables, claro está) para poder ir formando mi propio criterio y poderlo sostener, argumentando válida y lógicamente cuando me lo discutan. Así deberíamos ser todos.
Indudablemente, algo que puede llegar a reforzar en demasía lo anterior es la propia experiencia. Cuando combinas lo teórico con lo práctico; es decir, la información adquirida verbal o textualmente con los conocimientos o habilidades que has obtenido mediante la práctica, vivencias, sensaciones o sufrimientos, te vuelves en un conocedor sobre el tema.
¿Qué tiene que ver lo anterior con el título?
Me arriesgo al decir que la parálisis del sueño es un tema que ya todo joven mayor de veinte años ha escuchado o experimentado alguna vez en su vida. Personalmente, yo había oído hablar del tema desde antes... y no porque me sucedió a mí precisamente. Un mi primo me contó que cierta vez se despertó, y al hacerlo notó algo extraño; una inusual dificultad para respirar. Él nunca ha sufrido problemas respiratorios ni nada por el estilo. Pero había más, me cuenta que tampoco se encontraba en el pleno control de sus brazos y piernas. Estaba consciente, sí, pero era incapaz de poder mover algo más que sus párpados y sus ojos. Relata, además, cómo siente que algo o alguien le estaba presionando en el cuello, estrangulándolo. Entrando en angustia y desesperación, opta por cerrar sus ojos y encomendarse a Dios, orando en su mente hasta quedarse dormido nuevamente. Todo vuelve a la normalidad al despertar por segunda ocasión.
Cuando me lo contó, no le creí del todo, sonaba demasiado peliculero como para ser certero. Así que ese mismo día por la noche lo googleé, y quedé estupefacto al descubrir que era algo verídico. La parálisis del sueño siendo un trastorno del sueño, una parasomnia, sucede, generalmente, durante el período de transición entre el sueño y el momento de despertarse y es aquella incapacidad temporal para realizar movimientos de forma voluntaria. Es de corta duración y de ninguna manera es mortal, pero suele estar asociada con alucinaciones visuales, auditivas y táctiles además de sentirse invadido por un temor insuperable. Existen otros efectos y características, pero los más recurrentes (de acuerdo a los testimonios que pude leer por Internet) son los anteriores.
Aún así, no terminaba de convencerme. Es decir, había confirmado que era algo que de hecho si sucedía, pero yo, siendo una persona demasiado curiosa, quería experimentarlo. A pesar de ser algo sumamente extraño y terrorífico, y no ser algo bueno precisamente, estaba intrigado por saber qué se sentía. Era algo que sí o sí tenía que vivir alguna vez. Me basaba en la frase: "La curiosidad mató al gato, pero el gato murió sabiendo". Juro que incluso busqué "tutoriales" o "guías" para inducir a tu cuerpo a entrar en ese trance, pero no encontraba nada.
Sin embargo, hace un par de días finalmente tuve una parálisis del sueño. Casi seis años después de haber escuchado sobre el tema, puedo dar fe de lo real que es. Fue un domingo, e inexplicablemente yo había madrugado ese día. Sucedió aproximadamente a las once de la mañana, cuando decidí recostarme una vez más. Pero existieron dos factores que me llamaron la atención. El primero; no fue en mi cama. Y segundo; yo soy una persona que siempre, siempre, SIEMPRE, procura dormirse de costado. Es mi forma predilecta de dormir. Pero en esta ocasión, estaba tan soñoliento que me quedé dormido boca arriba. También he escuchado que cuando uno duerme boca arriba es más propenso a tener pesadillas. Tal vez esté trivializando este asunto, pero son dos puntos que despertaron mi curiosidad.
Mi experiencia...
Abrí mis ojos y de inmediato noté que no estaba respirando correctamente. Mi visión tampoco era la mejor, pues veía las cosas de forma borrosa.Yo estaba totalmente consciente, y caí en la cuenta de que estaba experimentando mi primera parálisis del sueño al intentar mover mis extremidades sin resultado alguno. "Está pasando", pensé. Primero mis brazos, luego mis piernas, pero nada... había perdido el control sobre mi cuerpo. Juro por mi vida que en el límite superior de mi vista visualicé una pequeña sombra que se movía de un lado hacia el otro. No le tomé mayor importancia,quiero pensar que fue producto de mi imaginación.
No tenía miedo, pero sí estaba ansioso. Mi desesperación fue tal que decidí simplemente cerrar mis ojos y esperar a quedarme dormido otra vez. Desde aquí fue que todo se distorsionó, empezó a carecer de sentido. Previamente había escuchado relatos en donde la persona en cuestión confesaba haber sentido que algo o alguien se posaba sobre su cuerpo, provocando un leve hundimiento en la cama y en su cuerpo mismo. Pero en mi caso, fue todo lo contrario. Sentí cómo algo o alguien me estaba levantando desde mi pecho, como si estuviera provocando en mí una ligera levitación. Ocurrió dos veces. Yo mantuve mis ojos cerrados todo ese tiempo, no quería abrirlos. Pese a no ser una persona religiosa, pero criado en el seno de una familia católica, recordé las oraciones que prácticamente nos obligaban a aprendernos en el colegio. Me recordé de tres, concretamente. No lo hice de corazón, ni me encomendé a nadie. Finalmente todo acabó, abrí mis ojos, recuperé completamente el control de mi cuerpo, pudiendo moverme y respirar debidamente.
Le comenté a mi hermano y a mis amigos sobre este extraño suceso. Como dirían por ahí, ya me quedé tranquilo y me quité las ganas. No fue algo traumático, de hecho, no tendría problema en volverlo a experimentar. No es rareza ni sadismo, es simplemente curiosidad. Tal vez, por haber sido mi primera vez me torné muy nervioso y quería que acabara pronto. Pero, ¿quién sabe? A lo mejor más adelante lo vuelva a vivir.
Por lo pronto, puedo decir que ya viví una de dos experiencias relacionadas con el sueño.
Ya viví la parálisis del sueño... ya sólo me queda vivir un viaje astral...

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